Antes de trabajar en temas bajo el paraguas de lo que ahora denominamos “transformación cultural” asociaba el concepto de transformación principalmente con la naturaleza y la vida de una mariposa. Me maravillaba de chica pensar cómo esa oruga, pasaba a capullo y, de ahí “salía” una mariposa.
En general uno se imagina un proceso en el que una situación pase del estado A “oruga” al estado B, el deseado: “mariposa”, pero ¿qué sucede con lo que pasa en el medio del proceso? ¿Es tan lindo como la mariposa? Con lindo quiero decir armonioso, vital, inspirador. La caricatura que les dejo en esta pequeña reflexión es de una mariposa tipo psicóloga diciéndole a la oruga “La cuestión es que tenés que querer cambiar de verdad” (The thing is, you have to really want to change”). La frase original en inglés subraya el “want”, el “querer”. ¿Qué hay detrás de ese querer en las organizaciones?
Desde mi lugar y expertise en la generación de datos muchas veces me toca describir a la “oruga”, es decir dar un panorama sobre el punto de partida de una organización, describir sus características actuales y, también me toca delinear la cultura deseada en la organización, es decir, cómo será la radiante mariposa. Para que esto suceda, en el medio tiene que existir una transformación y, querer que esa transformación se lleve adelante con todos los componentes que requiere.
La transformación cultural es un proceso, una evolución que implica cambiar la cultura, en este caso de una organización. Implica replantear valores, normas, comportamientos, prioridades, estilos de liderazgos, conocer y re-conocer a nuestros colaboradores. Entender el contexto mundial, país y local donde está inmersa la organización y, tener una visión clara de los pasos que serán necesarios dar para convertirse en ese deseado. Todo esto se asienta gracias a equipos comprometidos de las áreas de Recursos Humanos o Capital Humano y, puede ocurrir con mayor éxito si realmente se quiere, de lo contrario las organizaciones estarán condenadas a quedarse en un estado de capullo, que no es ni la oruga de antes ni la mariposa del futuro, es estar encerrados en sí mismos.
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